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EL TRANSEXUAL Y LA

FABRICACIÓN DEL SEXO

Por Angélica Marchesini

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Foto: Florencia Di Tullio/ Revista Furias

La asunción del sexo

Un cerebro femenino en un cuerpo masculino, o un cerebro masculino en un cuerpo femenino, en eso consistía  el debate de Freud, con Krafft Ebing. No obstante, termina por concluir Freud: “Sustituir el problema psicológico por el anatómico es tan ocioso como injustificado". Las posiciones sexuadas, tampoco para Lacan  se dividen de un modo natural, puesto que en la medida en que entramos en el lenguaje la diferencia entre una niña y un niño, es abordada más allá de la diferencia anatómica. Y si bien, nadie  puede elegir con que sexo nacer, el transexual tiene la convicción de haber nacido en una falsa anatomía, y tempranamente afirma no ser del sexo que su anatomía le atribuye. Estar del lado hombre o del lado mujer se relaciona con una identificación de goce. El sexo biológico y la asunción subjetiva de la posición sexual, no van de la mano. En términos generales, diríamos, que así como la diferencia sexual concierne a lo real del goce,  creemos que en el transexualismo no se trata de una asunción subjetiva del sexo.  

Cuando Lacan se refiere a lo biológico, -según Miller- “no es lo real, sino que es el fruto de la ciencia que llamamos

biología”. “Lo real es otra cosa, es lo que llamamos la función de la significancia, es lo que está en relación con el campo del

lenguaje”. Más bien, lo real es la anatomía introducida por lo simbólico. En el llamado a ser hombre o al revés,  eso contraviene lo que parece ser la ley de la naturaleza. Lacan lo anticipaba, en relación a la época, en el Seminario El Sinthome, “la naturaleza no nos podrá servir de norma”. De este modo,  la fórmula de Lacan, es que la naturaleza no es una norma. 
 

El rechazo a su sexo biológico

Dado que Lacan le otorga un lugar pivote a lo imaginario en la sexuación,  elegimos esta perspectiva para abordar el transexualismo. Conforme a los casos estudiados hemos constatado la dificultad del transexual con su cuerpo. Observamos en todos ellos la presencia de  fenómenos de inestabilidad de la imagen. La imagen corporal no logra estabilizarse y el sujeto realiza grandes esfuerzos en una tentativa de recuperar su imagen. El transexual busca una reasignación de sexo, mediante bloqueadores hormonales, intervenciones quirúrgicas: mamosplastia, cirugía genital reconstructiva. 

La modificación de la apariencia sexual, consiste en crear una mujer a partir de un cuerpo de hombre o a la inversa, es un intento de reparar algo en lo imaginario: “hay una imagen viril que no quiero desarrollar” dice uno, “espero una silueta femenina mediante el tratamiento hormonal” dice otro. Mientras, aquello que encubre la demanda del transexual es el impedimento de introducir la subjetividad en su anhelo de realizarse modificaciones, al no reconocerse en su sexo. En consecuencia, no encuentra la manera de subjetivar el cuerpo sexuado y mediante su transformación física la operación quirúrgica es el ideal de salvación. 

Recordemos que lo imaginario es lo que hace del cuerpo una forma, una superficie. Y lo simbólico, es su superficie de inscripción. El transexual no puede pensar por fuera de su referencia al cuerpo, y en efecto,  en relación a lo más imaginario, a la forma.

Si bien para Lacan el cuerpo no es primario, no se nace con un cuerpo. En estos casos se percibe que no hay incidencia de un inconsciente sobre el cuerpo, tanto uno -el cuerpo- como el otro –el inconsciente-, son lugares del Otro, en cierto momento de la enseñanza de Lacan. El transexual se siente llamado a otra cosa que a identificarse con los demás. La relación al Otro está alterada. Sobre la base que la relación  al Otro depende la estructuración imaginaria. 

El imaginario se conforma en relación al cuerpo, y en la imagen habría una carga libidinal. Pero cuando hay una inadaptación,  se produce una independencia del orden imaginario, con respecto a lo simbólico. Y se produce una falla en el enlace entre el cuerpo y la imagen, no produciéndose  una acomodación de lo imaginario. Así lo imaginario aparece en desorden, hay rechazo de su sexo biológico, y su lazo al Otro está alterado.  

En primer plano están él y su cuerpo,  el mismo como cuerpo. Y esta relación entre él con su cuerpo, no se caracteriza por algo que permita definir a un sujeto, la relación no es con el significante. Un cuerpo que no termina de formularse, que no puede representarse. El significante  no afecta el cuerpo, puesto que lo simbólico no es superficie de ninguna inscripción. 

En estos sujetos, lo que se encuentra perturbado es el pasaje a la dimensión del cuerpo del Otro. Observamos esta obstaculización en los casos, donde se verifica que la operación quirúrgica no persigue el contacto sexual con el cuerpo del Otro sino una relación corporal con el propio. Estos casos  pueden servir de brújula para pensar qué ocurre a nivel del cuerpo como sede del goce en el transexual que decide operarse, al no resolverlo por medio del significante. Según Laurent “las comunidad  identificatoria en la que se prosigue la búsqueda de goce puede funcionar como fundamento imaginario de una neo garantía simbólica”. “Sin embargo, deja intacto ese punto de real. El sujeto está sometido a ese agujero en el universo del sentido sexual, en el que quiere vivir”. 
 

El problema identitario

En la casuística de nuestro  proyecto surgieron temas de filiación familiar, a veces un corte entre generaciones, adopciones, y sobre todo una búsqueda de resolución de problemáticas existenciales. En los casos la referencia al origen,  era más bien cronológica. Lacan en su Seminario Las psicosis plantea a propósito del padre, la importancia cuando se  introduce una ordenación en el linaje y en la serie de las generaciones. El transexual expone el problema de la relación del sujeto con su origen desde niño. 

Como lo afirma Ansermet, su nuevo posicionamiento frente a la diferencia sexual es también, una intervención en cuanto al origen: no quedar ya sometido a un origen que se precipita sobre el sujeto, sino, por el contrario, ir hacia un origen recreado, reinventado. Es decir, no padecer el origen, sino elegirlo. “Ser ese que uno es y no otro”,  de ser de ese sexo y no de Otro. ¿De dónde vengo? ¿Soy causa de mí mismo? En estas preguntas fundamentales en cuanto al origen, se trata de ir, a través de un origen refundado, hacia un nuevo modo de ser en el mundo: la operación sobre la diferencia sexual es así una operación sobre el origen.

¿Qué es el origen?, ¿qué es la filiación?, ¿qué es la transmisión?, ¿qué es la vida? La imposibilidad de acceso a algo del origen, es otra cosa que la pregunta de la sexualidad, sin otra respuesta que aquella que se puede inventar el sujeto. A la problemática acerca del origen, Henry Frignet la ubica en la dificultad de la filiación simbólica. Mientras que Eric Laurent se refiere a una nueva clínica: La clínica de la incertidumbre de la filiación. 

El desacuerdo y la reivindicación. 

Al no reconocerse tal cual es,  pretende ser otro mediante el cambio de identidad.  El sujeto en desacuerdo radical con el sexo de su cuerpo está en la búsqueda no solo de otro cuerpo, sino de otra identidad. Ellos suelen reunirse, cuando son mayores en  una serie de grupos activistas que desempeñan algunas acciones para defender sus derechos. Como también frecuentan lugares, bares gay trans, en donde alaban la solución transexual. 

El tema de las identificaciones imaginarias en las que se apoyan, es un gran apartado, -es el ser del sujeto en el otro-, ya que el otro que le pone su ropaje cada vez.  Esto nos remite a la fragilidad de las identificaciones imaginarias

Los transexuales son una entidad separada, a diferencia de otras diversidades sexuales -como los homosexuales, travestis, fetichistas-, porque ponen en entredicho la identidad,  al rechazar su pertenencia sexual  

El cambio de documento de identidad, alude a un cambio de nombre, reivindicando su pertenencia sexual, para reconocerse como tal y ser reconocido socialmente. De todos modos, en ese reconocimiento social el peso de la imagen es lo preponderante. Ninguna dialéctica atempera sus exigencias de cambio de nombre, el pretende “ser subsumible bajo algún nombre”. Se trata de una reivindicación identitaria, afirma Eric Laurent.

La unidad y la consistencia de LOM- como dice Lacan serán asegurados por el cuerpo. Y es la imagen la que mantiene unidos los elementos. Por otro lado, ese cuerpo- imagen, que tenemos, se presenta en cierta exterioridad. En lugar de una relación de identidad, tenemos con el cuerpo la misma relación que con "un mueble" , a tal punto que ese cuerpo- que funciona solo sin que sepamos nada al respecto- puede manifestársenos como extraño a nosotros mismos.

La identidad es una construcción, un proceso identitario que culmina en la construcción de algo singular. En estos casos, más bien,  se presenta una modificación concreta del cuerpo, tanto hormonal como quirúrgica. Y la identidad ya no está en relación al Otro de la identificación, sino al "cuerpo propio [,] la idea de sí como cuerpo [,] precisamente eso que se llama el ego”.
 

El error del transexual 

Las identificaciones cuentan a nivel del lenguaje con un significante que es el falo. Y tanto de uno y de otro lado del sexo, se está  en relación a ese único significante para inscribirse. Es decir que, uno no tiene más que el falo para representar el goce. Estar fuera de la egida del falo, impide a los sujetos hombres o mujeres acceder a la sexuación. 

El transexual sufre por su apariencia sexual que  vive como errónea respecto de la diferencia sexual, y se encuentra a la espera del momento en el que podrá cambiar de identidad sexual, finalmente, no hablan de otra cosa.

En el Seminario 19 Lacan firma que “Para acceder al otro sexo hay que pagar realmente el precio, el de la pequeña diferencia, que pasa engañosamente a lo real a través del órgano, debido a lo cual justamente deja de ser tomado por tal... el transexual no lo quiere en calidad de significante, y no así en calidad de órgano. En eso padece un error…Su pasión, la del transexual, es la locura de querer liberarse de este error, el error común que no ve que el significante es el goce y que el falo no es más que su significado. El transexual ya no quiere ser significado falo... Su único yerro es querer forzar mediante la cirugía el discurso sexual que, en cuanto imposible, es el pasaje de lo real”.

Entonces aquello que el transexual quiere sacarse de encima es el significante, no el órgano. Por ello, el transexual masculino piensa que el obstáculo es la función fálica y cree que eliminando por cirugía el significado se libraría del significante. Lacan plantea que el transexual, al confundir el pene con el falo, se niega a hacerse representar por el significante. 

 

Una certeza sin exterioridad

Cuando un niño o un adolescente se instalan en un proyecto transexual y con todas las modificaciones corporales que conlleva, se precipitan en una certeza. Cualquiera sea la certeza en juego, es una certeza de ser de otro cuerpo. Esta convicción se presenta como absoluta: Una elección inquebrantable sostenida en esa extraña certeza que se impone. En sus relatos, no se plantean una elección que se deduce de enunciados, sino que no tienen otra razón que ella misma. 

François Ansermet la nomina “una certeza sin exterioridad”. Lo que el sujeto dice a través de su proyecto transexual es una suerte de “Yo no soy lo que soy. Esta certeza no interroga al sujeto. ¿De qué se trata? El registro de la duda está ausente, en lo que hace a la manera de situarse respecto a la diferencia de los sexos.

Citamos nuevamente a Ansermet: “Toda la clínica de la transexualidad gira, en efecto, alrededor de esta certeza enigmática”. La certeza transexual, se diferencia de la certeza psicótica planteada por Lacan en su Seminario 3? Allí refiere que un sujeto normal nunca toma en serio cierto número de realidades. Para el la certeza es la cosa más inusitada, pues es feliz en la incertidumbre. El psicótico en cambio, posee un matiz de certeza que confiere a su afirmación.La certeza transexual no necesita del Otro, no necesita de nadie para demostrar su convicción.
 

La fabricación del sexo en reemplazo del destino anatómico. 

El problema del transexual es que esta frente a un real no subjetivable, rechaza toda referencia de su goce al significante fálico. Aquello  que Miller llamaría, “un goce que no se significa”. Al confundir el significante con el órgano, el transexual rechaza ser significado por la categoría fálica, que es lo que le da cuerpo a lo imaginario. Las dificultades de conformación del imaginario corporal, se debe a que no puede componer fálicamente su imagen. La imagen del cuerpo se desacomoda, vacila, es inestable. Sin el falo, falta “la referencia vital, donde el ser se identifica con su ser de vivo”

Al llegar a este punto, decimos que estos sujetos tienen una relación al cuerpo fundamental, básica. Aquello que Miller llama una “yoización” del cuerpo propio, un cuerpo más cerca del ser. Más que cuerpo libidinal, experimentan un cuerpo de goce. Es decir, que está él y su cuerpo narcisista, y  la idea de él mismo como cuerpo. 

El transexual no puede pensarse por fuera de la referencia a su cuerpo, no manifiestan un deseo sexual por el Otro. En estos casos la posición masculina o femenina es incierta en el momento del encuentro sexual. 

Para el psicoanálisis el goce no se aborda directamente por el cuerpo, sino por el lenguaje que produce efectos en el cuerpo. Entonces tenemos que ser prudentes en avalar la modificación definitiva e irreversible de la apariencia. Construir una identidad, asumir un nuevo nombre propio, y ser re nombrado como hombre o como mujer, podría traer un alivio a su vida. La nominación en algunos casos haría posible reparar algo del lapsus del nudo. 

La decisión transexual puede ser un posible apaciguador de  goce en algunos casos, pero en otros podría desencadenar una psicosis que se presentaba aun como ordinaria. Resulta necesario una posición ética que escuche su demanda y lo que esta encubre: la dificultad de anudamiento de lo real del sexo con el imaginario del cuerpo.

La estrategia del analista seria tomar atajos, en un desafío para mantener lo más cerca posible la relación entre cuerpo y decir. O en palabras de François Ansermet, se trata de “intervenir al lado”, con cautela. Introducir un cuestionamiento allí donde la certeza ocupa todo su lugar, descubrir con él los aspectos desconocidos de su determinación, de su creencia en esa identidad que quiere alcanzar, en reemplazo del destino anatómico. De estas consideraciones, deducimos que la alternativa de la elección sexual va más allá de los caracteres sexuales, -las redondeces femeninas, el torso viril, la nuez de Adán, la silueta, etc-, puesto que el aspecto psicopatológico y la invención sintomática están en la base de la clínica del transexual. 

EL ANALISTA ANTE LA PSICOPATOLOGIZACIÓN

Por Laura Rameri, Clara Medina, Judith Nakache, Mariel Toscano,

Dalia Virgilí Pino, Rodrigo Dufey, Carolina Urrieta

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(Trabajo presentado en el marco de las Jornadas Institucionales de Aifan del año 2018: Psicopatologización de la vida cotidiana). 

 

El 27 de febrero de 1976 Lacan realiza en el Hospital de Sainte Anne, una entrevista al Señor MH, en los marcos de una presentación de enfermos. Sus conclusiones respecto de ese caso son contundentes: no solo lo define explícitamente como transexual y se refiere a él como pobrecito, sino que plantea: “En ese caso sólo haríamos una monería de psicoanálisis”.

Lacan hizo su planteo en una presentación de enfermos. Sus colegas tuvieron también posturas interesantes:

 

Dr.Adw: Pero señor, ¿es realmente impensable esperar que podamos ayudarlo a afrontar una operación analítica?

 

Dr.Cz: ¿Qué riesgo corremos al intentar realizar un seguimiento?

 

Es este un tema que nos convoca y convoca al psicoanálisis, hoy. Cabe preguntarse entonces: ¿la contundencia de sus conclusiones son una cuestión de época? ¿qué psicoanálisis para casos como estos? ¿qué posición del analista frente a casos de transexualidad, cambios de género, entre otros?

El Derecho y el Feminismo como movimiento han empujado a la construcción de marcos legales que visibilizan estas nuevas demandas, ¿podría plantearse que el psicoanálisis tiene hoy que posicionarse frente a la transexualidad de modo diferente a lo expresado por Lacan en 1976?

Si se ha iniciado este escrito con las referencias anteriores es porque resulta pertinente volver a esta postura de Lacan, para no asumir de entrada que hay una posición consolidada, definida, establecida del psicoanalista en el tratamiento de estos casos. Lacan habla de “monería de psicoanálisis”. No es poca cosa.

Desplegaremos nuestras construcciones, apoyándonos en el material clínico de un caso atendido en AIFAN, en el cual podemos observar que la noción de cambio de género no sólo remite a fenomenología sino que se aleja de lo que a este sujeto le acontece. Se aleja incluso de la noción más elemental de síntoma, aquella que lo define como lo que hace obstáculo.

El paciente construye su síntoma en análisis. En este caso, se dibuja que aquello que resulta un problema en apariencia, es su solución -inventada y contingente- frente a su certeza.

Se trata así de un trabajo orientado de entrada por lo singular; no sólo como nombre, sino como arreglo.

En palabras de Guy Le Gaufey (ELP): “Cuando un analista recibe a un sujeto, no acoge a nadie: ni a un hombre, ni a una mujer, ni a un chico ni a un viejito, ni a un obsesivo ni a un psicótico: sólo acoge algo con capacidad de atar significantes y consecuentemente, con cierta ayuda transferencial, de desatarlos”.

Hay ahí un límite a sostener, un acotamiento del goce, que abre una posibilidad de trabajo maravillosa, en tanto inventada por el propio sujeto. La analista en este punto tiene solamente que sostener, no empujar.

Lo anterior permite verificar, tal como plantea Eric Laurent, que cuando hay un déficit en lo simbólico la cura está del lado de lo imaginario; y cuando hay un déficit también en lo imaginario se trata de colocar allí un exceso una prótesis para reconstruir una estructura.

 

Bibliografía 

Aramburu, J. (2000). El Deseo del Analista . Buenos Aires: Tres Haches. 

Dasí, P. (SA). Ocho presentaciones de enfermos en Sainte Anne. Jacques Lacan. Diciembre de 1975- abril de 1976. Documento de uso interno de la Federación de Foros del Campo Lacaniano. Versión digital. 

Laurent, E. (1989). Estabilizaciones en las psicosis. Buenos Aires: Manantial. 

Le Gaufey, G. (SA). La paradoja del sujeto. Versión digital. 

Zaccaro, S. (2018). El cuerpo y sus costuras. Buenos Aires: La Docta Ignorancia. 

DESEO: DIMENSIÓN DESCONOCIDA

Por Paula Suárez López, Julieta Tesi, Ayelén Liefeld

 

(Trabajo presentado en el marco de las Jornadas Institucionales de Aifan del año 2018: Psicopatologización de la vida cotidiana). 

 

Relato disparador: Ama de casa, ama de cama. Buena madre, con paciencia y comprensiva. Con tiempo para sus hijos. Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar. Y que sea una bomba sexual. Que atienda bien a su marido, hoy el whatssap, la infidelidad y el poliamor son un auge. Y hay que regar la pareja, mantener la llama encendida. Entonces hagan crossfit, te levanta bien la cola y él va a obtener una tabla de lavar en tus abdominales. Depilación definitiva, para todes. O salgan a correr, las maratones están de moda, hacete vegetariane, la alimentación es muy importante para mantener el cuerpo bien, si no es orgánico es cancerígeno. Tienen que ser profesionales con éxito. Estudia, tenes que tener un título, tenes que desarrollarte profesionalmente antes de tener hijos, pero ojo que corre el reloj biológico. Hoy podes ser madre hasta los 45. Ser madre? y renunciar a tu independencia? para qué? y pero después ves, si no tenes pareja hoy podes ser madre sola. Y si tenes hijos, es importante el colecho. Hacete un tiempo para ir a la marcha del martes, no te olvides del pañuelo, hay que defender nuestros derechos. Pone al chico en el medio de la cama porque eso lo hará crecer sano y feliz. Pero mantené la llama de la pareja. Y acordate de la independencia económica, es importante que ganes tu plata. Y que asistas a todas las actividades del jardín, es muy importante la presencia de los ma-padres y la participación de ambos en los grupos de whatsapp. Pero no te desactualices, seguí leyendo. Seguí yendo a congresos y seminarios. Ah!!! y muy importante: Hacete un tiempo para mimarte y darte un gusto. Anda a un spa.

 

 

No proponemos a lo largo del trabajo fundamentar que los sujetos de la época actual ante problemas de la vida cotidiana suelen responder corrigiendo la conducta con un superyó de hierro ¿Qué significa un superyó de hierro? ¿Por qué consultan los pacientes?. Parecería estar relacionado con no poder satisfacer todos los mandatos impuestos y quedar alejados de su propio deseo. Redoblan la apuesta y frecuentemente nos piden herramientas para lograr de forma exitosa cumplir con los mandatos. ¿Dónde podemos ubicar el deseo en semejante tsunami de mandatos?

El texto del año 1901 de Freud, que abre el juego a la jornada “Psicopatología de la vida cotidiana”, en donde se analizan actos fallidos, conductas, olvidos cotidianos y los relaciona con verdades inconscientes vinculadas al sujeto. En relación a estos desarrollos, podríamos preguntarnos cuales son las patologías pensadas desde el discurso del amo actual y cuáles son los motivos de consulta, los padecimientos y angustias que se encuentran ligadas a ella.

 

Parecería que para formar parte de nuestra cultura, se debe tener incorporado el imperativo de la satisfacción a todo trapo: hacé crosfit, estúdiate el kamasutra, prepara el disfraz para el cole y termina el escrito para tu jefe… ah… no comas carbohidratos, te hacen mal, muuuuuy mal.

La maniobra social de nuestra época aparece comandada por la permisividad; los objetos no faltan, ni están prohibidos, hay de todo tipo y para todos los gustos, no hay necesidad de elegir, podes tenerlo todo, lo que nos empuja más del lado del goce que del deseo.

Repetimos sin cesar que el nombre del padre ha caído. El efecto como contracara de esto es  un superyó que exige de forma desmedida, una ley de hierro que exige gozar y gozar cada vez más. Lo que viene en lugar de la función de nominación ejercida por el padre, es la función del superyó y lo que promueve el superyó es Goza!!! Allí donde estaba el ideal del yo, que organizaba el orden simbólico en caso de uno, se impone el imperativo de felicidad actual, y por ende un cambio de equilibrio entre deseo y goce. Cuando el Otro falta la cosa se vuelve más turbadora y hace su aparición rápidamente el superyó. Se te ofrece TODO para ser feliz. Se logra de este modo rechazar la división subjetiva y anular la perdida.

El goce fuera de la maquinaria del Edipo, es el goce reducido al acontecimiento de cuerpo, la cuestión será como se responde a este fenómeno, si con una lectura desde el discurso psicoanalítico o una lectura que llene de sentidos hipocondríacos desde el discurso capitalista.

Frente al “no” del Nombre del Padre y de la nominación, aparecen el Sí y lo real. Sabemos que la ciencia empuja a la homogenización y está avanzando aceleradamente, como resultado se excluye la experiencia subjetiva y se comienza a taponar el deseo con objetos del mercado y con múltiples identificaciones lábiles. Lacan, en “Breve discurso a los psiquiatras”, haciendo referencia a los efectos de la ciencia, dirá:

 

“Este sujeto puro por supuesto que no existe en ningún lugar, salvo como sujeto del saber científico. Es un sujeto del que una parte está velada, justamente aquella que se expresa en la estructura del fantasma, a saber, que comporta otra mitad del sujeto que es su relación con el objeto a. (...) Sólo que hay un precio a pagar, es que, probablemente en razón de esta estructura profunda los progresos de la civilización universal van a traducirse no solamente por un cierto malestar que Freud advirtió”.

 

Freud en Malestar en la Cultura, sostiene que para obtener algo de la civilización, se renuncia a otra cosa, las aflicciones y los malestares psicológicos provienen en su mayoría de la renuncia a una considerable porción de libertad a cambio de un incremento de seguridad. Sin embargo, lejos de querer renunciar, aceptando ese trozo de malestar, se le declara una guerra al mismo malestar que genera la cultura, intentando extinguirlo.

Miller en su curso “El Otro que no existe y sus comités de ética” ubica un empuje a obtener lo nuevo a modo superyoico; “Lo nuevo es la forma sintomática de nuestro malestar en la cultura”, lo cual nos invita a reflexionar sobre cuánto dura lo nuevo hoy. ..Parecería que la novedad dura cada vez menos. Por lo tanto, ¡estate atento para ir en busca de la última novedad, no sea cosa que te falte algo!.  Es decir, estamos en los tiempos de la no- espera, y esto genera sujetos desorientados respecto de lo que quieren, más aun de su causa que por supuesto la pensamos como singular. Es una farsa pensar que hay un objeto o un estilo de vida para todos. Es una ilusión que ofrece el discurso capitalista.

En relación al deseo, como siempre, un adelantado, Sigmund Freud en el año 1909 viajó a Nueva York, epicentro del capitalismo, para dictar unas conferencias y utilizó una expresión excepcional “no saben que les traemos la peste”, podría considerarse que hablaba sobre la peste del deseo, que como el título de este trabajo lo indica, es una dimensión desconocida y más aún para los tiempos que corren. Allí donde antes estaba como orientador el Nombre del Padre como S1, hoy aparece una multiplicidad de significantes que provocan la proliferación de demanda/oferta de objetos y actividades. Si entendemos que el deseo hace su aparición en el vacío, en la pausa, podríamos pensar que la época empuja a que aquellas referencias simbólicas queden eclipsadas por lo imaginario taponando de este modo toda aparición posible de deseo.

Entonces, insiste un desborde de mandatos, lo que da lugar a sujetos más esclavos que libres, se les exige que ocupen millones de lugares a la vez y si no lo logran entran en el campo de lo patológico. Mandatos, exigencias de una época en la que ser feliz es una obligación, y la única posibilidad, cueste lo que cueste. Incluso si el costo es renunciar al propio deseo.

En contraposición a las exigencias de la época, el psicoanálisis propone algo distinto. Sabemos que nuestra labor no es la de colmar. El analista trabaja como cirujano: opera ahuecando ese saber absoluto que garantizaría la felicidad, instala una pausa a ese modo compulsivo de gozar, dando lugar a la emergencia subjetiva y su concatenación con el deseo. Se trata de escuchar la enunciación del sujeto, uno por uno, el devenir de su decir y apuntar a que se responsabilice de su propio goce. Por esta razón, nos orientamos por lo más singular de cada sujeto: el síntoma.

Marie Helène Brousse, en una conferencia del campo freudiano en Granada, dice: “No olvidar que frente  al capitalismo triunfador sin límite, hay El síntoma Rolling Stone”. Y canta un poquito… “I can't get no satisfaction, cause I try and I try and I try”. Es decir, “No puedo obtener la satisfacción, porque lo intento y lo intento y lo intento” Los Stones escriben eso en un contexto en el cual son exitosos, consumen todo tipo de drogas, tienen acceso ilimitado al sexo, la gloria, el éxito,  pero hay LA NO SATISFACCION.

Este síntoma, dice, es la marca del deseo, insatisfecho por estructura, que si se satisface deja de existir, muere. Por lo tanto, siguiendo a Marie Helene Brousse, sostenemos que  frente al superyó existe el contrapoder del deseo como insatisfecho  incluso en la sociedad actual.

Se tratará entonces, desde el discurso del psicoanálisis, de escuchar esa respuesta sintomática singular, esa insatisfacción y esa causa, uno por uno. Intervenir sobre las identificaciones lábiles de la época lo cual traerá aparejado sujetos menos frenéticos y menos fanáticos. Sin duda, frente al saber compulsivo que ofrece la ciencia actual, para completar aquello que falla o falta, nos encontramos reivindicando el lugar del deseo como dimensión desconocida para vivificar al sujeto y otorgarle un margen de libertad frente a este discurso mortificante de la época que vivimos.

 

Bibliografía

Freud, S. (1901). “Psicopatología de la vida cotidiana”. Tomo XI. Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu. 

Lacan, J. (1967). “Breve discurso a los psiquiatras”. Inédito. 

Freud, S. (1930). “Malestar en la cultura”. Tomo XXI. Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu. 

Miller, J-A. (2005). “El otro que no existe y sus comités de ética”. Buenos Aires: Paidós. 

Freud, S. (SA). “Entrevista en NEW YORK”. 

Brousse, M. H. (2012). “Un poquito más de satisfacción: I can get no. El deseo contra el superyó” ICF. Granada. 

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DESAFIOS DE UNA PRÁCTICA

EN EL AMBITO JUDICIAL   

Por Celina Camps

(Trabajo presentado en el marco de las Jornadas Institucionales de Aifan del año 2018: Psicopatologización de la vida cotidiana). 

En el marco de estas Jornadas  me interesa plantear un fenómeno actual, el  de la “judicialización”. Cuestiones de incumbencia clínica son inmediatamente llevadas al ámbito judicial ¿Cómo teniendo en cuenta la época sostenerse en una práctica que apunta a la dimensión en que el sujeto debe responder de su posición? 

 

La época actual: el empuje a la judicialización

 

El ideal de salud mental y el síntoma trastorno: ubicar en base a mediciones y evaluaciones “lo normal” y lo que se aleja de ello, hablar de salud mental para todos,  nos sitúa en relación al discurso amo que quiere que las cosas marchen y a una variación de éste, el amo moderno y el discurso universitario. Hay un saber estandarizado acerca de cómo se  tiene que funcionar, hay correctivos y forzamientos a entrar en dicho funcionamiento. La segregación que ello genera va del lado de la degeneración catastrófica en contra de toda idea de progreso. Nuestra brújula, el síntoma, queda nombrado en tanto trastorno que hay que eliminar. 

Entiendo que en esta misma línea, y redoblando la patologización encontramos el fenómeno de judicialización. Tal como ubica Irene Graiser en su libro “Psicoanálisis sin diván” algo ha cambiado. En la época de Freud, Dora denuncia a su padre por tener un amante, por entregarla al Sr. K pero esta denuncia se la hace a Freud y no a un Juez. Lacan retoma la intervención freudiana, la pregunta ¿qué tiene usted que ver con el desorden del cual se queja?. Inversión dialéctica que permite la implicación y rectificación subjetiva. Podemos plantear el efecto que conlleva la judicialización: ella no tiende a responsabilizar a un sujeto sino a denunciar, etiquetar, segregar. Sabemos de lo necesario que resulta en algunas situaciones recurrir a la justicia, a la función de protección y pacificación que esto trae. Sin embargo, hoy en día la intervención judicial indiscriminada y la rápida conformación del par victima-victimario excluye toda pregunta por el sujeto siendo que solo se trata de controlar que se cumplan medidas, de vigilar y de sancionar quedando los sujetos acusados estigmatizados, rechazados y caídos del lazo social. Orientada por la pregunta acerca de qué lugar tiene nuestra práctica en dispositivos no analíticos entiendo un posible quehacer desde cierto lugar de extimidad desde el cual no quedar aplastados por las  demandas institucionales sino subvertirlas para poder hacer uso de ellas. Subvertir un discurso no es oponerse, rebelarse o hacer lo contrario, sino situar aquello que el discurso oculta. Subvertir la demanda de evaluar y predecir implica situar un sujeto siendo el objetivo reintegrarlos, no a la sociedad, sino a la dignidad del ser parlante.

 

Para el psicoanálisis el  sujeto es siempre responsable

 

Lacan nos dirá que  el sujeto es siempre responsable de sus actos y  capaz de tomar una posición frente a ellos, independientemente de su estructura psíquica,  lo cual no necesariamente significa que sea culpable en relación a la sanción que convoca. Es decir, un sujeto puede resultar inimputable en relación a cumplir una condena penal pero siempre debe responder. Ser declarado responsable de su acto le permite a un sujeto conservar su humanidad en la medida en que se intenta producir una implicación en dicho acto. Siguiendo esta orientación debemos interesarnos en la significación subjetiva del acto delictivo ( en muchos casos pasajes al acto ), tratándose por consiguiente de ubicar el padecimiento y ayudar al sujeto a la construcción de las coordenadas del desencadenamiento.

Por lo tanto, llevar a cabo una práctica en  dispositivos atravesados por otros discursos solo es posible teniendo en cuenta la ética de la responsabilidad subjetiva. Nos orientaremos, entonces, a dar su dignidad al sujeto forcluido por los discursos actuales.

 

Bibliografía:

Lacan, J. (1985). “ Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología”, Escritos 1  Buenos Aires :Siglo XXI.

Tendlarz, S  y Garcia, Carlos D.(2008). “ ¿A quién mata el asesino? Buenos Aires: Grama. 

Greiser,I. (2012). “ Psicoanálisis sin diván” Los fundamentos de la práctica analítica en los dispositivos jurídicos asistenciales. Buenos Aires: Paidós. 

LLull Casado, V. (2015). ¿Enajenados? Responsabilidad en la locura criminal. Buenos Aires: Letra Viva. 

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